44. El tiempo está corto; todavía pueden decidir libremente — 28.02.2013.
Mi hija. Escribe Mi hija. Te amo. Sé lo cansada que estás y te agradezco que estás preparada para Mí y que sigues Mi llamada. Mi hija. Mi querida hija. Nuestro amado Papa Benedicto XVI hora en unos pocos minutos entrará en su bien merecido retiro, sin realmente descansar, porque continuará sirviéndole a ustedes, Mis amados hijos – en oración y meditación, como el mismo ya lo anunció varias veces.
Hija Mía, aunque se acercan ahora los tiempos anunciados, aquellos que estén fielmente entregados a Mi Hijo nunca necesitan temer. Ustedes son Nuestros hijos amados y Nosotros mantenemos Nuestra mano protectora sobre cada uno quien pone su vida en servicio de Nosotros. La mayoría de ustedes no entiende de forma correcta el significado de esta protección. Para entender esto, deben separarse del mundo material, ir más allá y mirar a Nosotros y a la vida después de ese, también llamada vida eterna. Realmente deben ir más allá de si mismos y de su mundo actual hacia donde Nosotros estamos en casa. Solo unos pocos de ustedes entienden esto y aún menos de ustedes logran desprenderse de este mundo. Nuestra protección se extiende más allá del mundo material que ustedes conocen. Si les decimos que los protegemos significa que les otorgamos la Vida Eterna. Los protegemos de la caída al infierno y, además, se les otorgarán muchos privilegios para la protección contra los demonios de Satanás.
Muchos de ustedes piensan que les damos abundantes riquezas terrenales, que los protegemos de cualquier cosa que sea o pueda ser desagradable. Ustedes deben aprender a entender los secretos de Dios. Quien haga esto, quien construya una vida espiritual, conocerá el verdadero valor de la vida y entenderá cada vez más estos secretos.
Mis hijos. Mis queridos hijos. El tiempo que está a su disposición para volverse está corto. Den un paso hacia Mi Hijo, Jesús, y denles su SÍ. Pídanle a Él que les ayude en esto, y sentirán Su ayuda. Para eso, tienen que abrirse a Él e invitarlo a participar en su vida, a ser parte de su vida.
Queridos hijos, la llamada del cielo pronto terminará. Tienen que decidirse antes de que sea demasiado tarde para ustedes. Todavía pueden decidir libremente. Pronto estarán tan confundidos de que muchos de ustedes no sabrán qué y hacia dónde elegir. ¡Despierten! Y vengan a Jesús, Mi hijo. Nosotros, el Cielo, queremos abrazarlos a todos y guiarlos a casa como niños perdidos. Un hogar lleno de amor, lleno de paz y gran alegría.
Mis hijos. Vengan ahora, para que el adversario no les pueda hacer ningún mal. Todo el Cielo y Yo los aman. Esperamos con ansias su SÍ y los esperamos con brazos abiertos.
Su Madre en el Cielo quien siempre los ama (con todos los Ayudantes Celestiales).
Mi hija. Difunde este mensaje. El tiempo está corto.
Tu Madre en el Cielo. Gracias, Mi hija.