75. Pídanos ayuda para que puedan amar incluso a sus enemigos — 27.03.2013
Mi hija. Mi querida hija. Por favor, escribe. Yo, tu José, quisiera hablar contigo. Escribe, hija Mía. Escribe para Mi. De esta manera muchos hijos humanos puedan escuchar Mis palabras.
Mi hija. El diablo se está paseando en su mundo como si ya le perteneciera. Por supuesto, este no es el caso y nunca lo será. Mi hijo, quien fue confiado a Mí por Dios, vendrá a salvarlos y este tiempo está cerca. Todo lo que están experimentando en la vida cotidiana …
Mi hija, ya no puedes oír a José. Yo, tu Madre en el Cielo, estoy aquí para decirte que todas las cosas cotidianas, sus cotidianidades, pronto serán pocos importantes. Disfruten el tiempo que les queda y sean buenos el uno con el otro. Cuando Mi Hijo venga, tantas cosas cambiarán hermosamente – comenzando con sus almas que serán libres, llenas de profunda felicidad y alegría. Sus corazones se regocijarán y conocerán el verdadero amor. Un amor que solo Dios puede darles, un amor que impregna y sana a todos y todo.
Mis hijos. Regocíjense, porque Mi Hijo tiene todo esto preparado para ustedes. Él Quien es el verdadero Hijo de Dios, divino como Su Padre, nacido como hombre para que ustedes puedan ser redimidos, mantiene preparado este amor para todos ustedes. Para que puedan recibirlo y aceptarlo se requiere una profunda purificación. Es por eso que Mi Hijo les da este tiempo presente para la preparación para el gran día de Su Segunda Venida.
Mis hijos. Prepárense para que Jesús pueda llevarlos consigo y no los pierda a su enemigo, el maligno. No se dejen engañar por sus mentiras inteligentes y astutas, sino que permanezcan siempre en oración con Mi Hijo. No peleen y mantengan la calma en sus corazones. Manténgase en silencio, si no tienen nada bueno que decir y hablen cuando viene del corazón. Ámense los unos a los otros como Jesús los ama a ustedes, aunque eso sea muy difícil para ustedes. Pídannos ayuda para que puedan amar incluso a sus enemigos. Verán que los endurecimientos en sus corazones ceden el paso a la ternura y el amor, al principio apenas perceptible, luego lentamente más y luego cada vez más. Jesús les enseña en el silencio. Él toca su corazón y así aprenderán sentir sentimientos que antes creían imposibles sentir. Como el amor hacia su prójimo, no importa quién sea esta persona.
Hijos Míos, solo deben abrirse para Mi Hijo, todo lo demás lo hace Él. Pero Él necesita su SÍ para ello, sus oraciones, sus plegarias, su esperanza y sobre todo su confianza. Crezcan con Él, Mis amados hijos, ¡y sean felices! Mi Hijo Jesús es el único camino a la felicidad. Con Él están a salvo y protegidos. Con Él pueden ser como son, dejarse estar y simplemente Ser. Él les va a regalar muchas gracias, y por fin van a encontrar la plenitud, vivir en paz, tener acceso al amor y experimentar una alegría indescriptible.
Mis hijos. ¡Adelante, vayan! ¡Vayan el camino a Jesús! Yo, su Madre en el Cielo, estaré allí para ayudarles cuando deseen eso. Guiaré a cada uno de ustedes a Él. Por favor, pídanme por ello, y mi gozo será grande.
Mis amados hijos. ¡Los amo mucho! Esperen con alegría el día de la Segunda Venida de Mi Hijo Jesús, ¡porque será un día de alegría! Hasta entonces, ¡aguanten! Ustedes ahora ya lo saben. Así que prepárense y permanezcan en oración, su arma más poderosa contra el enemigo.
Los amo. Gracias, hijos Míos, por la lealtad a Nosotros, Mi Hijo, Dios Padre y a Mí.
Su Madre en el Cielo.