88. Todo está en línea con lo que fue profetizado hace miles de años — 06.04.2013
Mi hija. Yo, tu San José, estoy aquí y me gustaría hablar contigo. Ven, hija Mía, siéntate Conmigo.
Mi Hijo, Jesucristo, en el Día de la Gran Alegría librará a todos Sus amados hijos de las garras del grupo malvado que fue instigado durante siglos ya por Satanás, para provocar esta miseria en su tierra tan hermosa. Para muchos de ustedes es difícil entender que existe algo tan malvado. Muchos no creen en nada, y quien no cree en nada niega así también la existencia misma del mal, Satanás, que les trae a todos ustedes este mal del tiempo presente y de todos los tiempos.
Mis hijos. Si no creen en nada, serán presa fácil para el maligno. Deben volver a escuchar las enseñanzas de Dios. Crean en Mi Hijo y crean en la Biblia. ¡Lo que está escrito allí también vale para su tiempo presente y ESPECIALMENTE en este tiempo en el que viven, porque las profecías de los últimos tiempos es lo que está sucediendo en la tierra HOY!
Mis hijos. ¡Despierten! Lean lo que está escrito y escuchen a lo que Jesús y Su Santa Madre tienen que decirles a través de todos los hijos videntes en su mundo. Todo está en línea con lo que fue profetizado hace miles de años.
Madre de Dios: «¿Por qué es que tantos de Nuestros amados hijos no quieren ver esto? No se cierren ante la verdad, sino levántense y conviértanse. Sigan a Nuestro Hijo, Jesucristo, y sean buenos los unos con los otros».
El que tiene un corazón puro entrará en el Nuevo Paraíso y el amor y la paz serán su recompensa, pero quien crea que pueda seguir durmiendo, negando la existencia de Jesús y de Su Padre, Dios Altísimo, quien los ama sobre todas las cosas, tendrá en un brusco despertar, porque en el día en que Mi Hijo vuelva en la altura del cielo – con todas las señales – se enfrentarán a una puerta cerrada y no se les permitirá entrar al Nuevo Paraíso, creado para todos los hijos de Dios. Excluidos del Reino de la Paz, caerán en la condenación, porque llegará el día en él que solo habrá UNA decisión para poder salvar su alma eterna, y esa es el SÍ a Jesús. El que no le dé su SÍ, se pierde ante el diablo y se dirige a sí mismo hacia abismo del infierno.
¡Despierten, queridos hijos, despierten! Vuelvan (otra vez) a Jesús, antes de que sea demasiado tarde, para que también ustedes puedan recibir la herencia prometida, donde el cielo y la tierra se unen con Mi Hijo en el Paraíso, la nueva Jerusalén que se hizo para ustedes.
Mis hijos. Los amo mucho, pero Mi corazón está profundamente apenado por aquellos de ustedes que están dando la espalda a Nosotros, a todo el Cielo. Como María, Mi amada María, les dijo ayer, NO DEBEN no creer en el infierno, de lo contrario se dirigirán directamente hacia él. Este gran error que comete la «sociedad de hoy» será su caída. Sin fe y sin respeto por el propio Creador, es solo mal que puede venir sobre ustedes.
Queridos hijos. A cada uno de ustedes Jesús, Mi Hijo amado, confiado por Dios Padre a Mí, su San José, quiere llevarlos a Su Nuevo Reino. ¡Crean en Él! ¡Espérenlo a ÉL con alegría! ¡Denle todo su sufrimiento y su alegría y confíen en Él! Porque él ama a cada hijo de Dios y se preocupa por cada uno de ustedes que lo desea, pidiéndoselo a Él. Así que, queridos hijos, vengan todos a Jesús y esperen con alegría a una vida de paz y alegría y al amor indescriptible que Jesús desea darles.
¡Vengan, hijos míos, vengan! Nuestra alegría es grande cuando solo un alma vuelva a Nosotros, consideren cuán grande será Nuestra alegría cuando todos los hijos de Dios vuelvan a Nosotros, a Jesús y a Dios Padre.
Con profundo amor.
Su San José.
Madre de Dios: hija Mía. La comunidad de los santos está preparada para ayudarles y está esperándolos a todos ustedes y sus oraciones con los corazones abiertos. Todo lo que ustedes piden por los demás ellos llevan de inmediato al Santo Trono de Dios Padre. Así, sus oraciones serán aún más poderosas, y la cosecha será grande. Gracias, Mis queridos hijos.
Los amo desde lo más profundo de mi corazón de Madre.
Su Madre en el Cielo. Madre de todos los hijos de Dios.