113. Aquel que no cree en el fin de los tiempos tampoco se preparará, ¡y eso es un gran error! — 24.04.2013
Mi hija. Mi Bendición Materna está segura para todos aquellos que convierten a Mi Hijo, Jesucristo, quienes lo honran y son fieles a Él. Muchos de Nuestros hijos ahora están en el camino correcto y sus corazones están comenzando a «florecer». Es decir, se dan cuenta de un amor que antes no era posible sentir por ellos. Este es un cambio maravilloso para Nuestros hijos, porque así se acercan cada vez más a Mi Hijo amado.
Cuanto más cerca logre estar un alma, un corazón a Jesús, más fuerte se vuelve en la lucha contra el mal. Primero, este maravilloso amor se despliega en el corazón. Con ello, se abre el camino a Jesús y a su Padre, Dios el Altísimo. Entonces, este amor se profundiza y el camino hacia Mi Hijo se extiende hacía esta alma. Una vez en el camino hacia Él, hacia su Jesús, el alma comienza a consolidarse cada vez más en la «Divinidad», en el Camino Divino, y así resiste cada vez más los ataques de Satanás. Entonces, en este camino, el alma se acerca a Jesús y a Dios Padre hasta tal punto que pueda comenzar a luchar contra el mal y contra el maligno, para realmente defender a Dios en toda Su gloria.
Estas son las muchas estaciones en el Camino Divino que sirven para sumergirse cada vez más en los misterios de Dios, de comprenderlos y de esta forma bien fortalecidos y afirmados a reconocer el mal, a resistirlo y a combatirlo con fuerza con las «armas de Dios».
Mis hijos. No hay camino más hermoso que el camino hacia Mi Santo Hijo y a Su Santísimo Padre que es Nuestro Padre de todos. Quien una vez haya comenzado este camino, realmente comenzado, ya no LO dejará nunca.
Nada es comparable, nada es tan enriquecedor en dones como este camino a Dios. En ningún otro lugar encontrarán tanto amor, alegría y felicidad. Una vez probada de la Gloria Divina, el alma se esforzará cada vez más de llegar a Él, pues nada más la llenará entonces. De repente se da cuenta para qué nació, creada por Dios Padre, y que nada más que Él puede hacerla feliz.
Ese es un largo camino para Nuestros amados hijos hasta llegar allí, pero dado que está tan lleno de gracias, lleno de regalos Divinos, es fácil de caminar. Lo que es difícil para ustedes es el «salto» de la materia a la vida espiritual. Esto no significa que entonces solo vivirán en el espíritu. ¡Para nada! Vivirán una combinación entre materia y espiritualidad, una unión en armonía.
Esto es lo que es tan difícil para Nuestros hijos, pero al mismo tiempo es justo esto lo que los llenará. La unión, el vínculo entre Dios y el mundo, eso es lo que debe llegar a estar conectado. No o el uno o el otro. No. Es un mundo (material) que debe vivir con Dios (lo espiritual) para ser pleno.
Dios, Nuestro Padre, Creador de todos nosotros, ha creado un mundo maravilloso que Sus hijos, a quienes Él creó a Su imagen, destruyeron cada vez más. Una y otra vez ellos (Sus hijos) han ido demasiado lejos, una y otra vez Dios Padre les ha enviado «amonestaciones». Sin embargo, el triste juego del pecado, la apostasía y la calumnia de Dios, Nuestro Padre, se ha repetido una y otra vez hasta hoy.
Ni una sola catástrofe ha despertado a Sus hijos, ni a uno de Sus profetas se le ha creído. La mayoría de la humanidad siempre había negado y aún hoy sigue negando a Dios Padre y a Su Santo Hijo. Las catástrofes de hoy no son vistas como advertencias, los hijos videntes de hoy son «reducidos» y «pisados», porque no se les creen. Si ustedes no se despiertan y se den cuenta de lo que está sucediendo a su alrededor, entonces «perecerán», ¡tal cual como les haya sucedido antes de ustedes a todos los no creyentes!
¡Despierten! ¡Lean el Libro de Dios! ¡Allí está escrito todo, desde el principio hasta el final, lo que están viviendo hoy! Aquel que no cree en el fin de los tiempos tampoco se preparará, ¡y eso es un gran error! Ustedes son ciegos, quieren serlo para no tener que cambiar su vida «sin valor» – y son ustedes mismos los que le han quitado el valor, ¡porque han desterrado a Dios de su vida.
¿Realmente no ven a dónde los lleva esto? ¿Cómo pueden estar tan cómodos, perezosos y poco inteligentes? El que no cree en Dios Padre, el que no sigue a Mi Hijo, no entrará en el Reino de los Cielos. Y cuando la tierra se une con el cielo, entonces aquellos de ustedes que no hayan encontrado a Mi Hijo hasta allí, ya estarán sufriendo en el lago de fuego.
¡No se les quiten a si mismos la chance a esta maravillosa herencia! ¡Una vida en «Divinidad» eterna, es decir, con Jesús, con su Creador, con todos los santos y ángeles en paz, amor y gloria! Allí, no hay más maldad, ni más sufrimiento, ni más tormento. Finalmente estarán bien, y no tendrán que preocuparse por nada, ¡porque Dios personalmente se preocupa por ustedes!
¡Así que despierten y muévanse hacia Jesús! ¡Tanta ayuda les damos! ¡Tantas gracias regalamos en este tiempo! ¡Acéptenlas, todas las ayudas y gracias y nunca tengan miedo! Jesús está allí y se preocupa por ustedes! ¡Él los libera de todo mal y los guía incluso AHORA YA hacia una vida mejor! ¡Crean en ÉL! ¡Confíen en ÉL!
«¡Jesús, confío en ti!”. Eso DEBE convertirse en su lema. De esta manera se acercarán cada vez más a Mi Hijo. Una frase que pueden repetir una y otra vez, sin importar cuándo y dónde se encuentren. «¡JESÚS, CONFÍO EN TI!” Pueden dirigir esta frase, esta oración corta al cielo tantas veces, durante tanto tiempo hasta que de sí solo entrarán en confianza.
¡Pruébenlo! Funcionará. Que así sea.
Su Madre en el Cielo, quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.
Gracias, Mi hija.
«Mis hijos, Yo, Su Jesús, les pido a cada uno de ustedes que Me den su confianza. De esta manera Yo puedo hacer milagros en ustedes. Milagros que ustedes mismos notarán a su alrededor. Que así sea.
Su Jesús.
Redentor de todos los hijos de Dios.”
«Amén, les digo esto:
Quien confía en Mí,
quien Me dé su amor,
quien Me honra y
quien esté fiel a Mí,
nunca lo abandonaré.
Los amo.
Su Jesús.»