124. Queridos madres y padres: ¡amen a sus hijos! ¡Espérenlos con alegría! ¡Y conviértanlos en la parte más importante de su vida! — 03.05.2013
Mi hija. Siéntate conmigo. Yo, tu Madre en el Cielo, te quiero mucho. Nunca escuches lo que tienen que decir los demás y solo escucha a Nosotros, a Mí y a Mi Santísimo Hijo, porque muchas mentiras se han divulgado, y habrán aún muchas más.
Lo que tú, Mi amada niña, Mi hija (Jesús también está aquí) sientes en tu corazón es lo que es correcto, porque permitiste a Jesús y a Dios Padre entrar en tu corazón, que se está purificando cada vez más, y Ellos hacen Sus maravillas en ti.
Mi hija, Mi tan querida hija. Eres muy importante para Nosotros porque tu trabajo es grande. Tú ya entiendes que primero ponemos mucho en tu corazón y que luego suele darse la explicación «Celestial» en la palabra por parte de Nosotros, de Mi Hijo y de Mí, tu Santa Madre en el Cielo.
Confía solo en Nosotros, en Mi Hijo, y no escuches lo que otros tienen que decir. Que así sea.
Te amamos mucho.
Tu Santa Madre en el Cielo y tu Jesús que siempre te ama en armonía con Dios Padre.
Mi niña. Mi hija. Siempre estaré contigo. Siempre te guiaré. Sé completamente Mía y confía en Mí. Entonces nada te puede pasar.
Tu Jesús que siempre te ama.
Redentor de todos los hijos de Dios.
Mi hija. Dios Padre creó el mundo. ÉL dio vida a cada uno de ustedes. EL llenó sus corazones de amor y confianza, sin embargo, el mundo, el hombre se ha alejado hasta tal punto que primero la confianza y luego el amor se han perdido casi por completo.
Un bebé solo puede confiar porque sin sus padres no puede sobrevivir. Especialmente la madre juega un papel importante. Ella es protección, amor y seguridad, así como una gran alegría para su hijo, porque incluso en el útero el hijo siente las emociones que siente su madre.
Por lo tanto, la madre es el cuidador más importante para el niño, y es muy importante que ella esté esperando con alegría a su hijo.
Dado que el bebé se entera de todas las emociones ya en el vientre, ahora pueden imaginarse cómo sufre un bebé que no recibe este amor maternal. Una madre que no espera con alegría a su bebé lo pone triste y le causa un sentimiento incómodo al bebé. Se siente solo, no siente alegría, y el bebé se «enferma» en lo que respecta a su mundo emocional.
Ustedes mismos lo conocen: quien no se siente aceptado por sus prójimos está triste, a menudo siente que no vale nada y es muy propenso de desarrollar la enfermedad hoy muy común en su sociedad: la depresión.
Pónganse en el lugar de una criatura tan pequeña que viene a este mundo absolutamente indefensa: debe poder confiar en su madre y, por supuesto, también en su padre. Debe ser protegido, ser amado y experimentar alegría.
¿Cómo debería un bebé que no experimenta todo esto aprender a confiar? ¿Cómo debería aprender a amar, si nunca experimentó el amor?
Las personas más importantes en su tan pequeña edad son y siempre serán los padres y cuando de ellos no esté aceptado y no se le den todos estos maravillosos regalos, entonces «perecerá» interiormente, marchitándose como una flor que no recibe suficiente agua y sol.
Queridas madres y padres: ¡amen a sus hijos! ¡Espérenlos con alegría! ¡Y conviértanlas en la parte más importante de su vida!
Quien le dé a su hijo amor, recibirá de vuelta este amor por un múltiplo. Quien siempre esté allí para su hijo, donde el niño tiene total confianza en sus padres, este niño siempre también estará allí para sus padres, especialmente más tarde cuando ustedes, queridas madres y padres, hayan envejecidos.
Si no comienzan a «adaptar» su vida a sus hijos, entonces sus hijos no adaptarán su vida tampoco a ustedes más tarde. Entonces estarán solos y tristes, como lo estuvieron sus hijos antes cuando eran pequeños.
Devuelvan el amor a sus familias y vuelvan a estar allí el uno para el otro. ¡TODOS! Si comienzan con esto y sean buenos con sus hijos, entonces no habrá peleas ni caminos separados en sus familias.
Así que comiencen a asumir la responsabilidad y vivan con Jesús y Dios Padre. El amor verdadero se les dará a ustedes y a sus hijos, y su familia estará muy feliz.
Que así sea.
Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.
Gracias, Mi niña, Mi hija. (Jesús está allí todo el tiempo)