157. Quien crea que el infierno existiese en su tierra, ¡a él se le deben abrir los ojos! — 30.05.2013
Mi hija. Mi querida hija. Siéntate conmigo y escúchame. A Mí, tu amada Madre en el Cielo, Me gustaría decirte a ti y a todos Mis hijos lo siguiente:
Quien crea que el infierno no existiese, está muy equivocado. Quien crea que el infierno existiese en su tierra, ¡a él se le deben abrir los ojos! Quien crea que pudiese hacer cualquier cosa sin tener que justificarse ya está con una pierna en el infierno, porque el demonio se ha apoderado de él y lo arrastrará al lago de fuego con él tan pronto como tenga la oportunidad de hacerlo.
Mis hijos. ¡Despierten! El infierno es un lugar cruel del cual nunca podrán escapar. Quien vaya al infierno, siguiendo al diablo, sufrirá terriblemente. El infierno es un lugar de sufrimiento, de agonía eterna e infinita. Serán atormentados y sus almas arderán, lo que les causará un dolor infinito, porque es un ardor sin realmente arder. Un estado eternamente duradero del que nunca escaparán.
Serán atormentados de la peor manera, y eso comenzará con todo lo que han hecho mal en la vida [terrenal]. El diablo les mostrará cada pequeñísimo y atormentador recuerdo. Arderán, gritarán. Su alma sufrirá de la peor forma. Se enfermará sin esperanza de jamás mejorar, porque no hay esperanza en el infierno ni mejora, y se estará enfermando cada vez más, pero nunca morirá.
Sufrirán sin encontrar nunca un fin. Es lo más terrible que les puede pasar a ustedes, a su alma. Recuerden lo que ya hayan experimentado en la vida: dolores apenas soportables, depresión, desolación, remordimientos los que lastimaron su alma, … lo que sea que fuera. Eso, en su peor forma llegará a su alma de manera permanente si no se convierten a Mi Hijo.
Aún tienen tiempo, tiempo para darse vuelta. No desperdicien este tiempo precioso. Encuentren a Jesús, su Redentor, y sálvense de la caída al infierno. Una vez que el diablo los haya golpeado y los tenga en su poder, podría ser demasiado tarde ya que hará todo lo posible para arrastrarlos al lago de fuego.
Quien no se haya convertido a Mi Hijo antes de la última de todas las batallas, EL no lo puede llevar consigo al Nuevo Paraíso. Por lo tanto, dense vuelta mis amados hijos y conviértanse a Mi Hijo. Denle su SÍ, y su vida cambiará de manera positiva incluso ahora ya en la actualidad, y entrarán en SU Reino, cuando el cielo se funde con la tierra.
Que así sea.
Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.
Gracias, Mi hija.