166. ¿Quieren poner en juego la eternidad – SU eternidad? — 08.06.2013
Mi hija. El mundo debe darse vuelta, los corazones deben limpiarse, para que el alma de cada persona pueda encontrar a Dios y a Mi Hijo.
No se escondan detrás de la autocompasión, en vez de eso despiértense y vean por qué una catástrofe persigue a la siguiente. Su mundo está al revés, el pecado nunca ha sido tan grande como hoy, nunca la apostasía de su Creador era tan inmensa como ahora.
Si no se dan vuelta, Mis amados hijos, si no se convierten a Jesús y abren sus ojos y corazones por el único camino verdadero, entonces estarán todos perdidos porque el diablo los persigue, les pone trampas, les miente y ustedes le creen todo lo que él les dice, lo que él les ofrece y lo siguen porque no quieren saber nada acerca de Dios y Su Santo Hijo, y eso tendrá consecuencias para ustedes y les costará el derecho a su herencia prometida por Dios y los llevará al fin sin fin en la condenación.
¿Quieren eso? ¿Quieren poner en juego la eternidad – SU eternidad – por un poco de diversión, un poco de satisfacción, por un poco de dinero y poder? ¿Cuánto vale todo esto? ¿Qué les traerá al final de sus días? ¿Cómo se verá su alma cuando se le abrirá el camino al infierno como el único comino posible?
Sufrirán. Sufrirán terriblemente. Su agonía nunca terminará y NO HABRÁ REGRESO, porque quien no elija una vida con Dios, quien no Le dé su SÍ a Mi Santo Hijo, perderá su derecho a la vida en el paraíso, porque se decidió en favor del diablo, esto vale incluso para aquellos que NO han tomado ninguna decisión.
Un SÍ, un simple, muy simple SÍ a Jesús, y serán salvados.
¡Despierten! ¡Dense vuelta! ¡Denle a Jesús su SÍ! Eso es todo lo que necesitan para poder vivir en paz eterna, lejos de la malicia y las mentiras, la miseria y el hambre, la calumnia y la falsedad porque el diablo será condenado, vencido por Jesús, Mi Santo Hijo.
Quien se convierta a ÉL, quien Le de su SÍ, ÉL lo llevará consigo cuando el cielo se fusione con la tierra, y juntos entrarán a Su Nuevo Reino, la Nueva Jerusalén, el paraíso y vivirán por siempre felices, contentos, en el amor y la seguridad, porque Dios Padre cuidará de cada uno de ustedes y nadie jamás volverá a experimentar sufrimiento.
Que así sea.
Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.
«Vengan, Mis hijos, vengan. Yo, su Santo Jesús, los espero. A cada uno de ustedes los amo y a cada uno de ustedes los llevo conmigo a Mi Nuevo Reino. Vengan, Mis hijos, vengan, porque quien Me dé su SÍ nunca se perderá.
Su Jesús Quien los ama.»