240. ¡Pronto serán liberados del reinado oscuro de Satanás! — 22.08.2013
Mi hija. Mi querida hija. Todavía se necesita mucho sufrimiento para redimir muchas almas, porque la oscuridad del demonio reside en ellas, y solo su oración y sus sacrificios y su penitencia pueden salvar a estas almas.
Mi hija. Pronto serán liberados del reinado oscuro de Satanás, porque Mi Santo Hijo será enviado para guiarlos a todos a la Nueva Gloria. Sin embargo, antes de eso sus días parecerán sombríos y sin esperanza, pero este estado no durará mucho.
¡Pueden estar seguros de que a nadie de ustedes que hace penitencia y ora, que cree y confía en Mí, Dios Padre y Su Santo Hijo le vencerá la desesperanza! Estén seguros de esto, ya que solo serán las almas incrédulas y perdidas las que vivirán en la pesadez, la desolación y el sufrimiento insoportable producido por el reinado de Satanás.
Nosotros, todo el Cielo unido, cuidamos a Nuestros hijos fieles, porque a través de ustedes la entrada en la Nueva Gloria de Dios Padre, el Nuevo Reino de Mi Hijo será grande y llena de alegría, y les agradeceremos ahora y por siempre, ¡porque les brindamos Nuestra protección, les damos Nuestro amor y compartimos Nuestra alegría con ustedes!
Manténganse fuertes y siempre leales a Nosotros, entonces no les pasará nada. Los días oscuros pronto terminarán y los hipócritas de sus días presentes serán confinados. Se les permitirá vivir libres del pecado, y la verdadera y eterna paz prometida se convertirá en la suya, así como el amor de Dios Padre los abrazará a todos y la verdadera felicidad y plenitud serán su regalo.
¡Aguanten un poco más y ofrecen como sacrificio todo lo que no pueden llevar a Dios, a Nuestro Señor! Su Hijo vendrá y llevará la carga junto con ustedes, así serán liberados del peso y del sufrimiento que puede «aplastar» a los no creyentes.
Crean y confíen. ¡Los amo, Mi amado rebaño de niños!
Unidos en amor eterno,
Su Madre en el Cielo.
«Mi hija. Divulga esto y diles a todos Nuestros hijos que se aguanten. Pronto ya Me apresuraré a venir a ustedes y los liberaré del odio y del pecado. Los amo. A cada uno de ustedes.
Su Santo Jesús.
Redentor de todos los hijos de Dios.»
«Que así sea, hija Mía. Tu Dios Padre Quien siempre te ama.»