89. ¡Aférrense de Mí, su Jesús, y les sucederán milagros! — 06.04.2013
Mi hija. Mi querida hija. Dile al mundo que Nosotros lo amamos. Diles a las personas que Nos regocijamos en ellos. Aunque hay mucho sufrimiento en Nuestros corazones, los amamos mucho y esperamos con alegría el gran día en que se abran las puertas del Reino de los Cielos.
Mi hija. Este día estará lleno de alegría. ¡Aunque muchos hijos rechazan el camino hacía ahí, de igual forma será un día de alegría, porque millones de Nuestros hijos entrarán al Nuevo Paraíso Conmigo, su Jesús! Estoy muy ansioso por ello, por este día, en el que vamos a vivir todos juntos una nueva vida llena de alegría y amor y en la paz tan anhelada.
Mi Padre tiene las llaves listas, y solo ÉL conoce el día de este maravilloso evento. También ÉL espera con alegría de finalmente ver a todos sus amados hijos reunidos en el Paraíso, tal como lo había planeado para ustedes, Mis queridos hijos, desde el principio de los días. ¡Regocíjense, porque el Cielo también lo hace! Tenemos la esperanza de que muchos más de Nuestros hijos aún se convertirán para esta fecha, ¡de modo que el número será aún mayor cuando entremos juntos a la Nueva Jerusalén!
Mis hijos. ¡Nuestra alegría es grande! Conviértanse a Mí, aquellos que aún no me han dado su SÍ. Los estoy esperando con ansias y me gustaría llevarlos a todos ustedes a este nuevo tiempo de paz. Vengan, Mis amados hijos. ¡Los estoy esperando! A cada uno de ustedes les dejaré entrar, pero necesito su SÍ para ello. El que Me niegue su SÍ se perderá, y entonces no hay nada que Yo pueda hacer por él.
Así que, queridos, queridos hijos, Mis hermanos y hermanas, denme también ustedes su SÍ para que Nosotros, en gran número y llenos de alegría, caminemos hacía las puertas del Nuevo Paraíso, para que allí en el día de la gran alegría, cuando Mi Padre me entregue la llave, entremos juntos, parar poder vivir allí en la paz tan anhelada, llenos de alegría y felicidad y unidos en el amor eterno, por toda la eternidad, unidos con todos los ángeles y santos y con aquellos que han resucitado antes de ustedes.
Mis hijos. ¡Los amo tanto, y es Mi amor el que me hace luchar para liberar a cada uno de ustedes de las garras del maligno y salvarlos de la condenación eterna! Quiero darle Mi misericordia a toda alma, pero ustedes deben aceptarla. Mis gracias que les concedo a todos Mis hijos son grandes, y Mi Espíritu Santo viene sobre cada uno de ustedes. Escúchenlo y déjense iluminar por Él, porque entonces encontrarán el camino hacía Mí, su Jesús y Mi Padre, Dios el Altísimo, ¡y juntos venceremos todo mal y haremos espacio para el amor en sus corazones y el alrededor suyo! ¡Aférrense de Mí, su Jesús, y les sucederán milagros!
Mis hijos, si no vienen a Mí ahora, llegará un tiempo de sufrimiento que será muy difícil para ustedes. Aquellos que confían en Mí ya experimentan los tiempos de hoy de manera muy diferente a ustedes, quienes aún me rechazan. Vuélvanse felices en sus corazones también ustedes y basen también ustedes sus esperanzas plenamente en Dios Padre, porque quien lo haga, quien Nos sea fiel, nunca perecerá.
Mis hijos. El tiempo ya está muy cerca, y Mi mayor gracia es inminente. Acéptenla y síganme, para que por medio de esta gracia también ustedes puedan salvarse. Esto sucederá a través de Nuestro amor por ustedes, porque no lograrán hacerlo ustedes solos. Así que acepten esta, Mi Gracia, cuando se la esté dada y no tengan miedo, no importa lo que quizás deberían haber hecho de manera diferente en su vida. ¡Mi misericordia les perdonará! No esperen hasta que la justicia tome su lugar, porque es Mi misericordia la que les salva de un gran castigo. Así que acéptenla y síganme.
Yo, su Jesús, siempre estoy ahí para ustedes, así como Mi Santísima Madre – a la que tantos de ustedes no le rinden la reverencia y la dignidad que merece como engendradora del Hijo Unigénito de Dios – y todos los santos del cielo, unidos con Mis santos ángeles. Llámennos y Nosotros estaremos allí. Pídannos, y nos preocuparemos. Oren a Nosotros y los oiremos, especialmente si oren por la salvación de su alma y la de los demás. Esto prometo a todos Mis hijos.
Su Jesús que tanto los ama.