172. ¡Con la muerte comienza la vida! — 14.06.2013
Mi hija. Mi querida hija. Dile al mundo que lo amamos. Todos los hijos de esta tierra, independientemente de su raza, fe, religión y nacionalidad. Diles que es muy importante que Nos encuentren a Nosotros, a Jesús, porque solo con Él, el Redentor del mundo, encontrarán la paz y podrán vivir en calma y de manera despreocupada.
Mis amados hijos. Yo, su Madre en el Cielo, me gustaría pedirles a todos ustedes que por fin den su SÍ para que Mi Hijo pueda salvarlos. No se queden incrédulos. No sigan sin meta [orientación clara] lo que el diablo les ofrece. Todos ustedes son seres inteligentes, dotados de milagros de Dios que los creó según su imagen.
Entonces, ¿qué están esperando, si solo el convertirse es su único camino hacia la felicidad y la gloria? ¿Por qué pierden su tiempo con banalidades terrenales que no tienen ningún valor en el Reino de Dios? ¿Qué más necesitan para que se despierten y corran hacia Jesús?
¡Prepárense y escuchen Nuestra Palabra! Les fue dada para que encuentren a Dios el Padre, para que entren a la eternidad. ¿Qué es la vida terrestre en comparación con la eternidad? ¿Para qué están aquí, si no es para preparase para entrar en el Reino de los Cielos? ¿Qué esperan tan pronto como alcancen la muerte física? ¿Quién realmente cree que todo haya terminado entonces?
¡Hijos, despierten! ¡Con la muerte comienza la vida! ¡La única vida verdadera en paz! ¡Estarán al lado de Jesús, en el Reino de su Padre! O pueden ir al infierno y exponerse al tormento eterno. ¡Usen mejor su libre albedrío para el bien! Si son buenos, entonces también les pasará lo bueno. ¡Pero tienen que abrir su corazón y darles a Jesús su SÍ!
¿Qué están esperando? Nadie vendrá a sacarlos de la silla para que por fin se muevan. ¡Apaguen los televisores, las radios y hablen con el cielo! No chateen en el teléfono celular y la computadora, sino que ¡hablen con Nosotros!
Quien no Nos acepte durante su vida, no tendrá ninguna chance [a una vida eterna] después de su muerte, porque el diablo está al acecho y ataca tan pronto como pueda. Entonces, Mis queridos incrédulos, será demasiado tarde para pedir socorro, porque los fuegos del infierno ya los estarán «quemando» y su caída ya no se podrá frenar.
Cómo gritarán, suplicarán y serán infelices cuando se estarán moviendo con gran espanto hacia su perdición. Es un momento horroroso cuando el alma se da cuenta de hacia dónde va, y no se podrá deshacer.
Por lo tanto, dense vuelta antes de que sea demasiado tarde, de lo contrario estarán perdidos para siempre.
Los amo desde lo más profundo de Mi corazón de Madre y les pido como Madre de todos los hijos de Dios, que se den vuelta, para que su alma se salve y para que no estén expuestos por siempre a los tormentos más terribles.
Que así sea.
Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.
Gracias, Mi niña, Mi hija.