177. El tiempo en que están viviendo es el tiempo del fin — 19.06.2013

Mi hija. Mi querida hija. Ven a Mi y siéntate. Escucha lo que tengo que decir al mundo y dalo a conocer:

Mientras ustedes, Mis amados hijos, no se den la vuelta y se conviertan a Mi Hijo, si no LE den su SÍ y comienzan a vivir con Nosotros, el cielo en la tierra, entonces sufrirán. El tiempo en que están viviendo es el tiempo del fin, y mientras no se decidan, cambien su vida y acepten, respeten y guarden los mandamientos de Dios, perecerán y serán presa de la condenación eterna.

Vengan a Jesús y denle su SÍ, porque esa es la única forma en que serán salvados. Deben comenzar a alinear su vida con Dios. Quien queda atrapado en lo material, a él la luz del Señor no se revelará. Permanecerá en velos y finalmente caerá en la oscuridad.

¡Pongan a un lado los velos que les impiden ver la luz del Señor! Salgan de su mundo material y ESCUCHEN SU CORAZÓN. La mayoría de ustedes ya no logra hacer eso, tanto que están distraídos con las apariencias externas. No encuentran descanso, no logran relajarse, porque están tan atrapados en el mundo de la ilusión cotidiana que ya no pueden ver y ya no pueden escuchar lo que es realmente verdadero y valioso.

¡Dios Padre está aquí! Él les envió a Jesús, su Hijo unigénito, pero ustedes lo niegan. ¿Qué es lo que les ha pasado que caminan por su existencia tan perdidos? ¿A dónde quieren ir? El único camino hacia la felicidad y la plenitud es Dios Padre y Jesús, Mi Hijo, es el puente hacia ÉL.

Yo, su Santa Madre en el Cielo, que los ama tanto, ¡los llevo a Mi Hijo! Solo tienen que pedírmelo. ¡No necesitan hacer nada más por el momento, porque quienquiera que pida será escuchado! Es tan simple y, sin embargo, se lo hacen tan difícil. ¡Descansen! ¡Visiten lugares (santos) de silencio y fortaleza! ¡No es necesario ir muy lejos para encontrarlos porque están en todas partes! Incluso un pequeño bosque o una pradera, un río, un lago o un arroyo pueden convertirse en estos lugares para ustedes si van allí solos y en descanso y buscan la unión, la conversación con Nosotros. Somos omnipresentes y Nos revelamos donde Nos llaman. Pero, para tal efecto tienen que estar en silencio porque son ustedes quienes no Nos ven, no Nos oyen, no Nos perciben.

Así que descansen y encuentren su lugar de fortaleza y silencio. Entonces, Mis queridos hijos, encontrarán el camino hacia Jesús y caminarán el camino hacia Dios Padre, porque el que viene a Nosotros no perecerá.

Que así sea.

 

Su Madre en el Cielo quien los ama.

Madre de todos los hijos de Dios.

Gracias, Mi hija. (Jesús también está allí).