440. ¡No griten fuertes y sin rumbo! — 11.02.2014
Mi hija. Mi querida hija. Ahí estás. No te preocupes. El cielo está contigo y tu tarea es conocida por ti. Cuídate de las personas, porque no tienen buenas intenciones.
Mis hijos. Mis queridos hijos. Cuidado con las masas [de personas], porque de entro las masas surge aquel que no tiene opinión propia y se siente grande, fuerte e importante diciendo un montón de «tonterías», porque tiene el respaldo/apoyo de los demás, en su mayoría miopes y perdidos.
Mis hijos. ¡Despierten! No «coman» lo que ellos y otros hablen, sino que entren en su corazón y vean lo que les parece correcto y bueno. Oren a Nosotros y pidan al Espíritu Santo que los ilumine.
Mis hijos. Aléjense de las masas de personas. No griten fuertes y sin rumbo, sino que sopesen real y honestamente lo que es mejor, lo que es correcto para todos los implicados y especialmente para los más pequeños y las familias en su sociedad.
Tengan cuidado con lo que dicen y hablen sólo cuando tengan realmente algo que decir.
Los amo, Mis hijos, y ¡les advierto que mucho bien ustedes están arruinando por su agresividad, su egoísmo, su terquedad y su orgullo!
Conviértanse y abandonen estos pecados, porque sólo les traerán la perdición. Amén. Los amo.
Su Madre en el Cielo.
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«Mis hijos. El orgullo es un gran pecado y bloquea su camino. Déjenlo a un lado y vuélvanse humildes, sólo así lograrán el bien, aquí y en la eternidad. Que así sea.
Los amo.
Su Jesús con Dios Padre y los Santos Ángeles.»
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«Mis hijos. Oren a Nosotros, pues así nos apresuramos a ayudarlos en todos los asuntos.
Amén.
Sus santos (Bonaventura, Antonio y otros santos). Amén.»
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Mi hija. Vete ahora. Te amo. Tu Madre en el Cielo.