537. Domingo de la Divina Misericordia — 27.04.2014
Mi hija. Mi querida hija. Aquí estás. Yo, tu Santo Jesús, estoy aquí contigo y Me alegro, porque: muchos de Mis hijos fieles Me han honrado hoy en la fiesta de Mi Misericordia. Han celebrado la fiesta con amor y alegría y con la mayor intimidad y sinceridad de corazón.
Mis hijos. Las gracias que Mi Padre derramará sobre ustedes, sobre los por los que ustedes han rezado y rogado, sobre su tierra y los que derramará en los corazones de todos los hijos de la tierra -en acción de gracias por su fidelidad, su valor, su perseverancia, su oración y su amor por Mí, por su Jesús- son grandes, más grandes de lo que pueden imaginar, porque la alegría en Su corazón paternal es íntima y profunda, y en agradecimiento recibirán ahora estas gracias para ustedes y sus seres queridos y sus hermanos y hermanas en el Señor [en la fe] en abundancia que han obtenido a través de su oración, a través de su obediencia -siguiendo Nuestras peticiones- y a través de seguir Nuestra llamada -la celebración de esta fiesta tan preciosa en la intimidad y con amor-.
Mis hijos. Alégrense, porque a través de estas gracias se evitará mucho sufrimiento y millones de almas se convertirán y me encontrarán a Mí, su Jesús y el Jesús de ustedes.
Mis hijos. Les doy las gracias, también en nombre de Mi Padre, Dios Altísimo.
Con profundo amor,
Su Jesús, que tanto los ama a todos ustedes. Amén.