1460. ¡No saben en qué peligro están viviendo! — 07.11.2024
Jesús en agonía llora ríos de lágrimas por nosotros: Mi hija. Si supieran lo triste y agobiado que estoy, estarían rezando, rezando y rezando.
Mi hija. El tiempo es corto y los hijos no se convierten. ¡Renuncien al pecado, a la blasfemia y a los placeres terrenales! ¿No ven el peligro?
Yo estoy entristecido, Mi hija, tan entristecido y lloro lágrimas a torrentes por ustedes, su comportamiento y ruego al Padre que EL haga justicia, pero que sea misericordioso, porque veo a Mis hijos descarriados, y así como en ese entonces también les digo hoy, al final de sus días tales como ustedes los conocen: “no saben lo que están haciendo”. Amén.
La Madre de Dios llena de dolor: Hijos, hijos, ¡no saben en qué peligro están viviendo! Su alma estará perdida si no encuentran el camino hacia Mi Hijo.
Todos, y lo repito: todos los que no se convierten vivirán los momentos más difíciles, porque el maligno no cumplirá sus mentiras, ¡mentiras que un día fueron promesas!
Juan: ¡Ustedes han construido sus esperanzas sobre arena y ahora miren lo que está pasando!
No han escuchado Nuestra Palabra y la cosecha que recogerán está podrida e inútil.
Ustedes se pudrirán y perecerán, porque Jesús los ha advertido, ¡pero ustedes no querían escuchar! La Parte 3 del Libro pronto terminará ser revelado, ¡y será mejor que se preparen para Jesús ahora!
Yo, su Juan, ¡he venido a decirles que el mundo está llegando a su fin!
Ustedes lo saben, ¡porque se les ha sido revelado! Sin embargo, ustedes viven como si no pasara nada y todo siguiera para siempre: ¡Error!
María Magdalena: Su Salvador estará ya pronto ante ustedes, y ¿qué tendrán que decirle?
¿Qué tendrán que ofrecerle en cuanto a buenas obras, fidelidad y honradez?
Juan: ¡No desperdicien su camino hacia la eternidad del Señor y no esperen a que les alcance el juicio!
¿Qué dirán?
¿Cómo se defenderán?
NO habrá defensa para ustedes, ¡porque no han seguido a Jesús!
¡Han preferido las cosas terrenales a las eternas y están atrapados en el fango de la miseria!
No esperen ayuda en estos días, ¡no esperen que alguien los defienda!
Ustedes mismos han sellado su eternidad, y ¡ahora no hay vuelta atrás!
¡Las puertas del Nuevo Reino permanecerán cerradas para ustedes, y también la puerta del Reino de los Cielos!
¡Ustedes han sido infieles, tibios, egocéntricos y han jugado con su eternidad en la gloria!
Viven con el diablo en este mundo, por eso entrarán en su reino. Pero ustedes ya saben lo que los espera, ¡por eso es increíble cómo no han sido capaces de convertirse!
Yo, su Juan, no los entiendo, ¡pero ustedes mismos son los dueños de su propio destino!
Si siguen creyendo a los advenedizos, será como Yo, su Juan, se lo digo, ¡pero si se convierten, su alma se salvará y Jesús les mostrará el camino hacia la Gloria del Padre!
Decidan lo que quieran, amados hijos, pero decidan sabiamente: quien se quede atrapado en el aquí y ahora, ¡estará perdido!
¡Días gloriosos esperan a él que toma el camino hacia Jesús, que vive con Él y en Él!
Los amo mucho, por eso vengo ahora ante ustedes: tomen en serio estas palabras, porque el Santo Ángel Me las ha instruido para que estén preparados al final y salgan indemnes de este tiempo.
Vengan a Jesús, su Salvador, ¡ÉL es el ÚNICO CAMINO y su ÚNICA OPORTUNIDAD! Amén.
María Magdalena: ¡No esperen, amados hijos, porque el Aviso está cerca y sus pecados los estrangularán y carcomerán su corazón si no se convierten y se arrepienten!
¡Cambien y encuentren a Jesús para su salvación!
No permanezcan tercos, no permanezcan tibios, ¡porque eso es lo que el diablo les está susurrando!
¡Vayan a donde Jesús! ¡Recen y visiten sus Santas Misas!
Yo, su María Magdalena, he venido porque estoy preocupada por su bienestar.
La única verdad es Jesús. Así que corran hacia Él.
En el silencio, la adoración y la Santa Misa Lo encontrarán, pero deben REZAR, amados hijos, lograr a estar en paz y dar la espalda al mundo.
Sólo Jesús los librará de las garras del maligno. Sólo ÉL, que es el Hijo de Dios. Amén.
Así que vete ahora y divulga esto.
Con profundo amor y preocupación,
Tu y su Juan con María Magdalena, la Madre en el Cielo, y Jesús en agonía que llora lágrimas amargas por y sobre ustedes. Amén.