42. Ustedes serán testigos del Nuevo Paraíso — 26.02.2013
Mi hija. El tiempo aquí en su tierra pronto habrá terminado. Con todos los planes malvados que el adversario tiene preparados para ustedes, pronto se terminará. Mi Hijo, Jesucristo, bajará y vendrá a ustedes, y con la intervención de la mano divina de su Padre, Dios Todopoderoso, Satanás y su ejército oscuro perecerán. Nunca más podrán levantar el derecho a una vida entre ustedes, Mis queridos y fieles hijos. Ese tiempo llegará pronto. Mi Hijo y Dios, Nuestro Padre (de todos), pronto arrancarán la raíz del mal.
Hijos Míos, deben ser fuertes, porque aún mucho sufrimiento llegará sobre su tierra. Dios Padre no permanecerá ocioso, mirando como el adversario «empuja» a su anticristo y como ése destruye a los hijos de Dios. Es por eso que su tierra todavía recibirá mucha limpieza. Terremotos, inundaciones, tormentas, tormentas eléctricas feroces y relámpagos golpearán su tierra. No tengan miedo, Mis amados hijos. Todo esto tiene que suceder para despertar tantas almas como sea posible.
Mis hijos. Mis amados hijos. Siempre mantengan la confianza en Dios. Dios Padre protege a todos Sus hijos. Pongan su vida en Sus manos, y nada les puede pasar. No importa qué es lo que sientan, lo que experimenten o vivan, ofrézcanlo como sacrificio a Dios Padre. Solo Él quita el dolor, solo Él toma el duelo, y Él sufre a través de Su Hijo, Jesucristo, su Redentor y está de luto con ustedes. Y Él les da gozo, un gozo inmenso, profundo y satisfactorio, y si piden por recibir el Espíritu Santo, entonces se les será dada la iluminación.
Mis queridos hijos. ¡Todo esto es un proceso maravilloso que transforma su ser interior y también permite descubrir los secretos ocultos de la conexión con Dios! Vengan a Él, Mis amados hijos, confíen en Él, y Él los guiará hasta el final de este a veces terrible fin del tiempo. No tengan miedo, Mis hijos pequeños y grandes. Nosotros los amamos con todo Nuestro ser y nos alegramos de que encuentran el camino hacia Nosotros. Yo, su Madre en el Cielo, los llevo conmigo a Jesús, Mi Hijo y, si quieran eso, los entrego a Él. Él, Jesús, su Redentor, los lleva a Dios Padre. Y entre tanto, todos Nosotros estamos con ustedes y los acompañamos en este tiempo del perecer de su mundo actual.
Mis hijos. ¡Regocíjense! Porque serán testigos del Nuevo Paraíso. Pero deben convertirse a Mi Hijo, porque solo Él está autorizado a llevarlos allí. Crean en Él, confíen en Él. Entonces siempre estarán protegidos, y Él los cuida. Entréguense completamente con todo lo que son, con todo lo que tienen, y Él a través de la providencia de Dios les dará una vida de plenitud y alegría. Pero nunca confundan la plenitud con la acumulación de bienes terrenales. Confíen y recibirán todo y más de lo que necesitan para vivir, tanto espiritual como materialmente.
Hijos Míos, tomen esta «alegría». Es una vida que no pueden ni soñar más bella.
Los amo.
Su Madre en el Cielo.
Gracias, hija Mía, por escribir para Mí y seguir Mi llamado.
Te amo. Tu Madre en el Cielo.