22. Ésta es una de las mayores trampas del diablo. — 28.01.2013
Mi querida hija. Estoy aquí, tu Jesús. Vine a mostrarte cuánto estoy sufriendo. Mi rostro está ensombrecido porque estoy triste. Muchos hijos no se convierten. Solo buscan su placer personal. Entonces se vuelven insatisfechos y se ponen malvados o sufren. Los que se ponen malvados sufren mucho por su insatisfacción, pero no pueden o no quieren verlo. En su sufrimiento muchos caen a las drogas y luego el diablo tiene un tiempo fácil con ellos. Muchos perecen miserablemente, tristes, enfermos y totalmente podridos. Sus cuerpos son destruidos por demasiadas de las atrocidades que se han infligidas a SÍ MISMOS. Una cosa produce la otra y el círculo vicioso se contrae cada vez más. El alma muere lentamente sin morir jamás. Es un estado miserable causado por la búsqueda del propio placer. Tengan cuidado, Mis amados hijos.
Ésta es una de las mayores trampas del diablo. Rápidamente dicen que eso no me pasa a mí, tal como muchos otros lo hicieron antes y que ahora están sufriendo la peor agonía. Pongan su placer en la segunda fila, hijos Míos, y encuentren la paz en sus corazones, porque solo la paz los trae hacía Mí, desde ella pueden amar infinitamente.
Mi ángel de la guarda: «¿Qué sería el mundo sin amor, como un lugar frío que los congelaría? Despierten, hijos Míos, y corran hacia Jesús, su amigo, quien los espera con los brazos abiertos».
Mi querida hija. Ése fue un «viaje a la Reeperbahn», que te mostró tu ángel de la guarda. Desafortunadamente, esta condición existe en todas partes en el mundo de ustedes.
Te amo Mi querida hijita. Manténganse fiel a Nosotros. Volveremos pronto.
Tu Jesús quien te ama y tu ángel de la guarda.