Mi hija. Su mundo está al revés, y ustedes no ven por qué. No ven que no pueden estar sin Dios, el Altísimo.
Ustedes deben cambiar, Mis hijos, deben encontrarme a Mí, a su Jesús, porque YO SOY el camino al Padre y A TRAVÉS DE MÍ, a través de su Jesús, serán salvados.
Mi hija. El azote es grande que recae sobre ustedes, sin embargo, ¡pueden derrotarlo!
Deben orar, Mis hijos, deben orar. Sólo a través de la oración obtendrán el cambio, sólo a través de la oración, Mis hijos, encontrarán la plenitud y el camino hacia Mí, hacia su Jesús. La oración es importante. Es tan necesaria, especialmente en su tiempo presente.
Si no se den vuelta, Mis hijos, y encuentren a Mí, su Jesús, el mundo experimentará otros azotes. No lo ven. No lo creen, ¡pero abran sus corazones y vean dónde están!
Un azote tras otro caerá sobre su mundo, su vida, a menos que se conviertan, queridos hijos, y es eso lo que son. En la oración encuentran la fuerza, en la oración encuentran el fortalecimiento, en la oración encuentran la perseverancia y con cada oración se acercan más a Mí, su Jesús.
Al que aún no ha encontrado la plenitud en la oración a Mí, a su Jesús, que se le diga:
Sigue orando, porque Yo, tu Jesús, te escucho. Sigue orando, porque Yo, tu Jesús, estoy aquí para ti, ora y pídeme que te ayude; y él verá, sentirá y vivirá como una oración dirigida a Mí con amor, con esperanza, con fe y confianza, con devoción y gozo lo llenará.
Ningún gozo material es más grande que el que Yo doy a un alma que realmente cree en Mí. Nada en su mundo puede darles una plenitud que permanezca.
Sólo a través de Mí experimentan el gozo eterno. Sólo a través de Mí experimentan la verdadera plenitud. Nadie es capaz de alcanzar la plenitud desde afuera. Sólo un alma que Me ama a Mí, su Jesús, es capaz de alcanzar la verdadera plenitud, una plenitud que dura eternamente tan pronto como esté completamente conmigo, con su Jesús.
Así que oren, Mis hijos, oren. El azote que recae sobre ustedes es pesado, por lo tanto, oren, oren, oren queridos hijos, y es eso lo que son. Su oración cambia, su oración ayuda y su oración, rezada con una profunda fe en Mí, en su Jesús, sana.
Así que escuchen Mi llamada y oren, queridos hijos, y es eso lo que son. Sólo a través de la conversión y la oración no se perderán. Sólo a través de la conversión y la oración, amados hijos, y es eso lo que son.
Vengan a Mí, a su Jesús, y crean en los milagros que han ocurrido desde hace toda la existencia de la humanidad. Mi Padre, Dios Altísimo, detendrá [lo peor] cuando oren, Mis hijos, cuando oren sincera y honestamente. Amén.
Los amo mucho. Me duele mucho ver tantas de Mis iglesias cerradas.
Con profundo amor.
Su Jesús quien Soy y siempre Seré.
Pídanmelo e intervendré.
Denme su SÍ, los que aún no lo han hecho, y los ayudaré. Amén.
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Buenaventura: Únanse en oración en los horarios que conocen. (12:00, 15:00, 24:00, 03:00)