El 22.02.2024 en un Lugar Santo
Mensaje de Juan
Mi hija. Yo, tu Juan, estoy aquí contigo para decirte a ti y a los hijos de la tierra hoy lo siguiente:
Aunque los tiempos sean duros, Mis hijos, nunca desesperen.
Al final de los tiempos amados hijos, y es eso lo que son, las pruebas de la LEALTAD serán duras y pesadas y gravosas y la resistencia de ustedes será probada severamente.
Yo vi este tiempo amados hijos, y es eso lo que son. Vi cómo en la gran oscuridad del final de los tiempos los hijos del Señor iban a sufrir. La miseria vino sobre la tierra y se extendió por todos lados.
Fue un tiempo terrible. Muchas partes estaban en ruinas, destruidas.
Vi muchas, muchas partes en llamas, se vieron como quemadas, rotas, bombardeadas.
Vi tanques, vi guerreros (soldados), vi a muchos de ellos tristes, con rostros llenos de sufrimiento y lástima [compasión]…
Vi como estos soldados estaban horrorizados y en espantado por sus actos de ataque, de los ataques y destrucción, ordenados y comandados desde las mesas de los políticos, lejos de la acción.
Vi que ahí sólo hubo unos pocos sobrevivientes, pero muchos fueron trasladados a hospitales militares para el tratamiento de sus heridas.
Para ser sincero, tengo que decir que aquello parecía la Tercera Guerra Mundial, pero al mismo tiempo eran también las imágenes de la Segunda Guerra Mundial.
Vi como grandes misiles ofensivos y destructivos que giraban sobre una pequeña península y apuntaban a una gran potencia. Este país era tan pequeño que nadie lo esperaba.
Vi cómo misiles de este tipo, especialmente en la región asiática, se apuntaban en parte unos a otros, en parte a Europa y en parte a América.
Vi cómo los pueblos -por sus dirigentes, NO por sí mismos- se vieron envueltos en guerras, y vi que la mayoría de los habitantes -ni de los países atacantes ni de los países atacados- se lo esperaban.
Vi, sobre todo en Europa, cómo los habitantes hacían su vida cotidiana sin tener ni idea de lo que se avecinaba, y vi cómo el Padre y el Hijo y la Madre y los santos y los ángeles daban advertencias desde el Cielo, y tantos no querían oírlas.
Vi cómo caían en tierra seca y estéril estas maravillosas y protectoras instrucciones y advertencias, y vi también que eran los «pequeños» que el Padre utilizaba, los que aceptaban estos mensajes del Cielo, como estos que Yo, su Juan, les estoy dando hoy, y vi como caían en corazones fértiles.
Vi que la Palabra del Señor se transmitía a través de los «pequeños», humildes «corazones», como una red, y vi que cada vez se formaban más grupos de oración y se conectaban en todo el mundo.
Vi que la Palabra del Padre se encendía en ellos y los engrandecía ante el Señor y Padre. Y vi que el Padre y el Hijo con la Santísima Madre María hablaban a estos hijos y que todas sus esperanzas y alegría estaban en y sobre estos hijos.
Vi cómo estos hijos estaban protegidos, a pesar de todo el sufrimiento que la tierra estaba experimentando, y vi que estos hijos estaban elevados, aunque todavía vivían en la tierra.
Vi todo esto y lo escribí a instancias del ángel. Pero luego me ordenó que me lo comiera y me lo tragara, y lo hice para poder, cuanto llegue el tiempo, revelárselo a ustedes que son el verdadero pueblo del Señor.
Mis hijos. Yo, su Juan, les traigo hoy este mensaje, porque ese tiempo es ahora. Ustedes están siendo envueltos en muchas guerras y ellas conducirán a la Tercera Guerra Mundial.
Desearía poder decirles cosas más bellas, pero fueron ustedes mismos -la humanidad- que han traído este tiempo sobre ustedes a través de su gran apostasía.
Ustedes han elegido a políticos a ejercer el poder que los han vendido a ustedes, y ustedes han dado poder a aquellos que se han alineado con el diablo.
Deben rezar, porque si no rezan, ¡los tiempos serán cruelísimos!
Usen el poder de la oración, amados hijos.
Yo, su Juan, vi al anticristo. Pronto, ya muy pronto ustedes también lo verán, y bienaventurado es aquel que tomó en serio todas las advertencias del Cielo y aceptó e puso en práctica la Palabra Celestial que viene sólo del Padre -¡a través de ÉL, a través de Jesús, a través de la Santísima Madre María y a través de Nosotros, Sus «ayudantes» (Santos y Santos Ángeles)!
Queridos hijos. Yo, su Juan, volveré.
Quien no esté preparado perecerá como las alimañas que vi.
Así que conviértanse y estén preparados y recen y supliquen por un acortamiento [del teimpo] y mitigación, Mis hijos, de lo contrario no sabrán cómo soportar el final. Amén.
Yo, su Juan, les traigo hoy este mensaje para que sepan que es lo que les espera. Amén.
Tu y su Juan. Apóstol y «favorito» de Jesús. Amén.
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Mi hija. Es un tiempo agitado. Escuchen y pongan en práctica lo que está escrito.
Tu y su Antoni María Claret. Amén.
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El Aviso está cerca, Mi hija, estén preparados.
Tu y su Jesús. Amén.
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Mi Santa Espada protegerá a aquellos que Me lo pidan.
Tu y su Miguel. Al servicio del Padre. Amén.
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Notas y explicaciones
Mientras Juan hablaba, me mostró partes de lo que él vio. Después de recibir el mensaje, me dio junto con el Padre más explicaciones.
Me mostró un mapa del mundo enfocando Asia:
La península estaba como dividida en dos (Corea) y ambos lados tenían misiles. Uno de ellos apuntaba inesperadamente a Norteamérica (EE.UU.).
Vi dos grandes potencias (Rusia y China) y las alineaciones de sus misiles que cambiaban: primero había una unión (alineación hacia Europa), luego una oposición, así como la alineación hacia EE.UU. por parte de China.
En medio había otro país (Mongolia) que tenía mucho miedo de ser un blanco y alineaba sus misiles para defenderse en caso necesario.
También se me mencionaron los nombres Japón y Taiwán.
Vi muchos más países alistando y alienando sus misiles.
Vi cada vez más países cayendo en guerra.
La gran mayoría de los guerreros (soldados), así como la gente normal no querían la guerra. Había tanta destrucción, muerte, sufrimiento y tristeza. Todo partía de los dirigentes políticos.
Fue realmente aterrador para mí ver lo seguros que se sentían los europeos y los americanos… y que aparentemente no vieron venir esta guerra…
Esta guerra me fue mostrada en diferentes imágenes. La guerra se libraba de diferentes maneras: como en la 2da Guerra Mundial con tanques [y combates] en el frente, con misiles de largo alcance y con última tecnología, controlada con sólo pulsar un botón y lejos de la acción; una mezcla de lo viejo y lo nuevo.
El sufrimiento de los soldados, escrito en sus rostros, se debía a muchos factores: por un lado, porque la gente «normal» no quería la guerra, ni tampoco ellos (los soldados), al menos muchos de ellos, por otro, debido a la gran mezcla de pueblos y a la emigración y la globalización había muchos de sus propios compatriotas en los países atacados, así como familiares y amigos. El horror de sus acciones -ordenadas por los belicistas-, el horror de la miseria, la muerte y el sufrimiento que infligieron a las personas que vivían allí, algunos de ellos familiares, otros amigos, fue espantoso y terrible.
Murieron muchas personas. Hubo un silencio terrible….
—
Es importante que recemos. Mucho y con fervor y que imploremos al Padre por la mitigación y el acortamiento del tiempo.
Recemos juntos por la conversión de la humanidad, y dirijamos cada día las 7 Avemarías (mensaje 1393) al Padre, para que nos proteja de lo peor.
Recemos adicionalmente las 3 Avemarías (mensaje 1394) por nuestros seres queridos y pidamos por conversión y protección para ellos.
El «fin» será cruelísimo si no rezamos.
Seamos siempre conscientes del poder de la oración. El Padre no nos deja solos a nosotros, sus hijos fieles y entregados.
Pase lo que pase, tenemos Su promesa, sin embargo, a todos nos esperan pruebas duras.
La guía para «atravesar» este tiempo, para resistir y perseverar nos fue y nos es dada en estos mensajes de la preparación.
Permanezcamos, pues, vigilantes, en oración y sigamos las instrucciones del Cielo.
María de la Preparación Divina de los Corazones, con Juan y Dios Padre. Amén.