Mi hija. Mi querida hija. Dile a Nuestros hijos que los amamos. Díselo una y otra vez, porque Nuestro amor es grande, así como Nuestra esperanza de su conversión. Diles esto de Nosotros.
Te amo. Tu Rosalía (Gemma Galgani).
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Diles también que (sigan) rezando por los niños, porque ellos están sufriendo mucho por las condiciones del mundo y los métodos de crianza.
Un niño pertenece a sus padres, a sus padres biológicos. Son ellos los principales responsables de la crianza de sus hijos, y ningún niño debe ser entregado, ni a escuelas infantiles (llamadas guarderías), ni a escuelas de jornada completa, ni a «padres adoptivos», ni a orfanatos. Este es sólo el último recurso si (el niño) no tiene a nadie (más), pero en esta institución hay una carencia de amor, de seguridad, de alegría, de «familia».
Mis hijos. ¡Eduquen a sus hijos con Dios! Háblenles de Jesús, del Señor y de Su vida. Prepárenlos para la Segunda Venida de Jesús y preparen los pequeños corazones de sus hijos para el encuentro con ÉL. Todos los niños verán a Jesús, pero sólo a partir de los 7 años experimentarán el «Aviso». Así que prepárenlos para Jesús y no sigan esperando, porque este evento está muy cerca.
Amen a sus pequeños y prepárales un hogar acogedor y cálido, lleno de amor y seguridad y con Jesús a su lado y al de ellos.
Gracias, Mis queridos hijos. Los amamos.
Su Teresa del Niño Jesús con Rosalía. Amén.
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«Mi hija. Es cierto. Cada uno se «encontrará» con Jesús, incluso los más pequeños entre ustedes. Pero es a partir de los 7 años cuando se señalarán los errores para corregirlos. No tengan miedo, porque los niños son amigos de Jesús. Ellos LO aman y ÉL los ama a ellos, porque sus corazones son tiernos y puros, pero están siendo corrompidos por ustedes los grandes. ¡Así que no los «llenen de basura» con su alta tecnología y su falta de respeto y su impiedad, pues su corazón pertenece al SEÑOR y con ÉL deberían llenarlo!
Sean buenos con sus hijos y enséñales TODO sobre el Señor. Entonces su encuentro será hermoso y único incluso para los más grandes entre ellos, y así el curso hacia su eternidad al lado del Señor está establecido.
¡Amen a sus hijos y denles, amor, alegría y esperanza! Llévenlos a Jesús y muéstrenles cómo el Señor actúa en la vida de ustedes. Para ello, también ustedes deben estar preparados y haber profesado se fe en Jesús.
Así que no sigan esperando más y encuentren a Jesús y a Dios, Nuestro Padre.
Los amamos.
Su Antoni Claret y Josep de Calassenç.»
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«Mi hija. Mi querida hija. Gracias por venir. Yo, tu santa Madre en el Cielo, Me alegro de verte aquí con Nosotros. Mi hija. Por favor, instruye a Nuestros hijos hoy lo siguiente:
Quien no ama a su hijo, quien regala su propia carne y sangre, quien roba, vende, abusa del hijo de otro, es culpable de la pena máxima. Sí, Mis hijos. Así es. Sus hijos son criaturas inocentes del Señor. Están indefensos sin ustedes. Los necesitan. Dios Padre se los ha dado a ustedes, ÉL se los ha CONFIADO, así que ámenlos, cuídenlos, esten ahí para ellos y llévenlos de vuelta al Padre Celestial.
Nadie tiene derecho a botar/entregar a un niño, ¡NADIE! ¡Nadie tiene derecho a abusar, a golpear, a forzar, a matar a un niño! ¡NADIE! ¡Deben amar a sus hijos! ¡Deben cuidarlos! ¡Deben ESTAR AHÍ para ellos! ¡Y deben llevarlos de vuelta al Señor! ¡Esa es su tarea, su RESPONSABILIDAD como padres!
El aborto es probablemente el mayor pecado de su tiempo actual, y como ustedes son tan ignorantes, no lo reconocen como lo que es: ¡UN ASESINATO! ¡Asesinato de inocentes! ¡Asesinato de pequeñas, tiernas y puras criaturas del Señor! ¡Asesinato de los que no pueden defenderse!
Mis hijos. ¡Se hacen acreedores a un castigo! ¡Se ensucian a sí mismos! ¡Toman vidas y no lo ven y/o no lo quieren ver! El aborto es un pecado mortal y quien lo comete destruye su eternidad.
Deben arrepentirse, hijos Míos, porque aún estamos en la hora de la misericordia. Pero cuando se haya acabado, ¡ay de aquel que haya transgredido a los pequeños! ¡Arrepiéntanse, hagan penitencia, confiésense! ¡Deben estar arrepentidos, hijos Míos! De lo contrario, seguirán enredado en las enseñanzas del diablo y perecerán con él.
Mis hijos. ¡Conviértanse! ¡Y amen a sus hijos! No tienen nada más valioso que ellos.
Que así sea. Amén.
Su Madre en el Cielo Quien los ama.»
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«Estén advertidos, perpetradores vergonzosos, ¡porque quien lastime al más pequeño, él será golpeado por la mano justa del Señor!
Estén advertidos, ustedes queridos padres, porque si educan a sus hijos sin el Señor, si los dejan ir a la deriva, si los regalan o les ponen las manos encima, entonces el juicio del Señor caerá sobre ustedes, porque ustedes son responsables de ellos, porque Dios el Señor se los ha confiado, y por lo tanto deben cuidarlos, estar ahí para ellos y mostrarles el camino de vuelta al Señor.
Así que, estén advertidos, porque sus pequeños son los más amados por el Padre. Amén.
Que así sea.
Su San Bonaventura.
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Mi hija. Su mundo está en contra de los niños, pero no a favor de ellos. Cada vez más ustedes se alejan de las enseñanzas del Señor, cada vez hay más familias destrozadas, cada vez hay más madres y padres que abortan a sus hijos, y nadie siente remordimientos, sino todo esto se ha convertido en algo normal para ustedes. ¡NO! ¡NO ES NORMAL!
¡La vida les está dada por Dios y sólo ÉL tiene la autoridad para quitarla! ¡No se declaran a sí mismos dioses de la vida y de la muerte, pues no están autorizados de hacerlo!
Todos ustedes son hijos del Señor, sin embargo, ustedes quieren ser su propio señor, ¡pero eso no se puede! ¡Vuelvan a encontrar el camino de regreso! ¡Dense vuelta y denle su SÍ a Jesús! Sólo así llegarán al camino correcto, y sólo así entenderán el misterio de la vida y de Dios Padre.
Así que, dense vuelta y prepárense para la Segunda Venida de Jesús. Amén.
Su San Bonaventura.»